Durante todo el año producen papayas, paltas y leche. Esa leche se convierte en queso y este en empanadas. Unos 65 gramos por empanada y 15 empanadas por cada kilo de queso, los han convertido —desde los 90— en parada obligada en el kilómetro 260 de la Panamericana Norte. “A diferencia de otras marcas, Huentelauquén significa que nosotros producimos nuestro queso, nuestra masa y sé que siempre tendrá la misma calidad”, sostiene su gerente comercial.
Miembro de la cuarta generación de la Hacienda Huentelauquén, hace algunos años que José Domingo Cox se hizo cargo del área comercial. Antes, su padre, abuelo y bisabuelo trabajaron aquí. Fue este último quien en 1943, junto a dos socios, compró el campo para convertirlo en estancia ovejera. En 1961, lo dividieron en tres y comenzó la empresa quesera, cerca de la desembocadura del río Choapa, en la Región de Coquimbo.
Primero vendieron queso en la carretera, luego pasó al retail. Posteriormente, las empanadas de queso marcaron un hito. Su “caballito de batalla”, les dice José Domingo, les abrió la posibilidad de instalarse en la ruta, donde hasta hoy existen pocos lugares para comer pasando Los Vilos. “Era muy evidente que podía ser buen negocio. Nuestra lechería da a la carretera, lo que baja los costos, ya que no tenemos que arrendar local”, agrega.
Sus ventas peak son para el 18 de septiembre, festivos, vacaciones de invierno y, sobre todo las de verano. Y el mes más flojo es mayo, con 23% menos que el promedio anual. “El mejor mes siempre ha sido febrero, duplicamos el promedio”, explica Cox, manteniendo siempre el concepto. “Si el día de mañana, en vez de empanadas de queso te vendo churrascos, papas fritas al pernil; súper rico, pero echaste a perder la tradición”.
De las 30 toneladas de queso que producen mensualmente destinan 50% a las cadenas de supermercados y la otra mitad, a los locales de empanadas, en la carretera y Santiago, que en total venden unas 15 toneladas de queso mensuales. La empresa papayera produce 25 toneladas por mes, y todo el año. Productos de papaya, como el néctar, la mermelada, el jarabe para hacer postres, han ido tomando relevancia en sus locales.
Cuenta que la inflación les ha pegado en la alimentación del ganado. “La soya se trae de afuera y ha subido”, señala. Y aunque proyectan crecer 25% en sus ventas este año, cree que nunca podrán igualar las del 2021, en plena pandemia, porque los retiros los favorecieron. “Fue una locura, la gente compraba mucho, mucho delivery”. Superada la emergencia, decidieron crecer. A fines de 2022 instalaron un food truck en el Subcentro Escuela Militar; en 2023 inauguraron una dark kitchen en Ñuñoa y un local en el nuevo Mercado Urbano de Tobalaba (MUT). Expansión que esperan continuar en Santiago y, quizás, a nuevas regiones.
En total, entre locales y faenas productivas, la hacienda emplea unas 155 personas en Huentelauquén Sur —75% de las personas en edad de trabajar—, además de los 11 de Santiago.
Dark kitchen en Ñuñoa, nuevos locales en Subcentro Escuela Militar y el MUT, este año apuestan por nuevas aperturas y subir 25% sus ventas.